Estimados docentes:
En este sitio se puede encontrar material para trabajar en el tema de internet y navegación segura dirigido a alumnos y también un apartado con contenidos para profesores o encargados de talleres de computación para niños.
Se trata de conceptos básicos sobre temas como el abuso y la explotación sexual comercial infantil, los mitos y falsas creencias que generalmente se asocian a estas situaciones, su relación con internet y el rol que pueden cumplir los docentes.
Estamos concientes y somos defensores de los innumerables beneficios que ha traído el uso de internet y las nuevas tecnologías de la información a la vida cotidiana y a la educación, sin embargo, también creemos que es necesario tener presente los riesgos que pueden involucrar y algunas sencillas medidas para prevenir sus usos maliciosos.
Agradecemos su interés por visitar esta página y le sugerimos navegar consecutivamente por los contenidos que les exponemos.
El abuso y la explotación sexual comercial infantil y adolescente (ESCI), al igual que otras manifestaciones y formas de violencia contra la infancia, no son acontecimientos nuevos y deben entenderse como aberrantes violaciones de sus derechos.
En ambos se atenta violentamente contra la posibilidad de un desarrollo adecuado, contra lo que el niño o niña sabe y comprende acerca de su propio cuerpo y sus sentimientos, y contra su integridad.
Pueden considerarse abusos a “los contactos e interacciones entre un niño o niña y un adulto, cuando el adulto (agresor) usa al niño o niña para estimularse sexualmente él mismo, al niño o niña o a otra persona”.
Estas interacciones pueden ocurrir mediante fuerza, promesas, coacción, amenazas, manipulación emocional o engaño.
A su vez, puede manifestarse en distintas formas: con contacto físico (tocamientos, besos, penetración, etc.) o sin contacto físico (hostigamiento o acoso verbal, exhibición de los genitales, exponer a los niños/as a películas, fotos pornográficas, hacer comentarios obscenos sobre su cuerpo, etc.).
El abuso sexual implica aprovechamiento de niñas, niños y adolescentes para su participación en actividades sexuales por parte de una persona que ostenta autoridad y poder, reconocidos por la persona abusada, la cual se encuentra en situación de desigualdad (menor poder, menor fuerza, menor edad o bajo su influencia).
La explotación sexual comercial infantil y adolescente implica el abuso sexual por parte del adulto, y la remuneración en dinero o especies (regalos, ropa,comida, juegos, etc.) para el niño o niña, y/o para una tercera persona (familiar o conocido).
La explotación, siempre implica un fin comercial o una dinámica de intercambio entre los implicados. En este caso, el niño o niña es tratado como un objeto sexual, una mercancía.
La ESCIA constituye una forma de coerción y violencia contra la niñez y la adolescencia, equivale al trabajo forzado y constituye una forma contemporánea de esclavitud.
Abarca las siguientes modalidades: prostitución infantil, pornografía infantil, tráfico para fines de explotación y turismo sexual.
El Abuso Sexual generalmente ocurre en contextos cotidianos para el niño o niña, en espacios cerrados y más frecuentemente con niños o niñas de 5 a 13 años.
El agresor o agresora establece una relación de cercanía con el niño o niña, ganándose su confianza y estableciendo una dinámica de “secreto” con el niño o niña, ya sea a través del miedo, la amenaza directa o a través de hacerlo sentir “culpable de los sucedido”.
La Explotación Sexual Comercial Infantil y Adolescente generalmente se da en contextos abiertos y públicos y en mayor medida con pre-adolescentes y adolescentes, entre 12 y 17 años. No obstante, los sujetos que buscan a niños o niñas para estos fines pueden también ser sujetos cercanos a su entorno, que transitan por los sitios en que van los adolescentes a juntarse con sus amigos o a divertirse (como plazas, esquinas, video-juegos, cibercafes, etc.).
Por otra parte, a través del uso de Internet, los niños, niñas y adolescentes corren el peligro de ser víctimas de ambos flagelos, pueden ser abusados sexualmente (Ej.: encuentros con “amigos” que conocen vía chat, que en realidad son adultos que los incitan a comunicarse con ellos con fines sexuales) o explotados sexual y comercialmente (Ej.: pornografía a través de fotos y video que son recolectadas a través de la red).
El Abuso y la Explotación Sexual Comercial Infantil y Adolescente (ESCIA) siguen siendo un tema tabú en torno al cual existen numerosas falsas creencias que contribuyen a ocultar el problema y que deben ser superadas si se pretende abordar de forma adecuada estos temas:
“La tarea de cuantificar la dimensión de la violencia sexual en Chile se ve dificultada por la inexistencia de estudios de prevalencia e incidencia. A pesar de ello, algunas investigaciones parciales muestran la gravedad que esta problemática tiene a nivel nacional. A modo de ejemplo, en la red del SENAME, a mayo del año 2001, de un total de 57.957 niños y niñas bajo su protección, 26.409 (45,6%) habían sido víctimas de maltrato y abuso sexual (Servicio Nacional de Menores, 2001).
Por otro lado, de acuerdo a informes de peritajes del Servicio Médico Legal (en Minsal, 1998) las víctimas, en su mayoría de sexo femenino, se concentran principalmente entre los 5 y 9 años y, en segundo lugar, entre los 10 y 14 años.” Fuente: Estudio Peritajes sicológicos en abuso sexual infantil, SENAME 2004.
En un estudio publicado en el 2007 por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la ONG Paicabí se señala que en el año 2006, en la Región de Valparaíso, se detectaron 582 casos de abuso sexual infantil (sólo recurriendo a información de los centros de la red del SENAME).
Afectan más a las niñas, pero los niños también los sufren, y de hecho por el estigma social, a un niño le puede costar mucho más contar lo que le ha sucedido.
La mayoría de los abusos los cometen sujetos que no presentan patologías psiquiátricas evidentes, y que se desempeñan en su trabajo, familia y entorno en forma aparentemente normal.
Están presentes en todas las clases sociales y ambientes. Y pueden ocurrir en cualquier lugar y momento.
El abusador puede ser de cualquier clase social, vivir en un medio urbano o rural, tener cualquier profesión, raza, religión, opción social o estado civil.
Los niños y niñas casi nunca mienten cuando dicen haber sufrido abusos. Es muy difícil que un niño o niña pueda “inventar” o “imaginar” espontáneamente una situación de abuso sexual.
El abuso sexual puede ocurrirle a cualquiera, sin importar la edad, sexo o forma de vestir.
Muchas veces, las personas que sufren abusos tienden a ocultarlo por vergüenza o miedo, y el propio agresor o agresora utiliza estrategias y tácticas para ocultar los signos de sus actos.
El agresor no emplea siempre la violencia. En muchos casos utiliza la persuasión o el engaño.
Es más probable que niños y niñas sean abusados por personas que ellos conocen y con quienes tienen algún grado de confianza o cercanía.
Los niños, niñas y adolescentes tienen derechos que deben ser respetados por todos. Si los miembros de la familia vulneran estos derechos o no tienen la capacidad para hacerlos velar, la sociedad en su conjunto tiene la responsabilidad de ayudar al niño/a y tomar las medidas para que se respeten sus derechos.
Aparentemente un niño, niña a adolescente puede parecer o decir que ha accedido voluntariamente a los contactos sexuales, sin embargo sus derechos siguen siendo vulnerados, ya que la desigualdad de poder y acción entre él y el explotador se manifiesta de diversas maneras, incluso poniendo en riesgo su vida.
No siempre el niño o niña recibe dinero por el contacto sexual con el adulto, muchas veces hay intercambio de comida, droga o bienes menores.
No siempre los niños o niñas victimas de ESCIA han sido abandonados totalmente por su familia, pueden tener contacto con ellos, y aún vivir en su hogar familiar, pero deambular en la calle sin la supervisión ni protección necesaria.
Actualmente el mayor y más complejo medio de difusión de la pornografía son los sitios web en internet.
Según cifras entregadas de la Brigada Investigadora del Cibercrimen, de la Policía de Investigaciones de Chile – unidad especializada en el combate de crímenes a través de la red – 3.719 niños/as y adolescentes fueron víctimas de este tipo de delitos durante el año 2006.
La producción de material pornográfico infantil que luego se difunde y se comercializa requiere de un proceso de violencia que comienza con el reclutamiento o conexión de los niños y niñas, continúa con el abuso durante la filmación o fotografía, se sustenta mediante la coerción de los explotadores sexuales hacia los niños y niñas, y continúa durante todo el tiempo de circulación de la imagen.
En definitiva, la pornografía infantil constituye una modalidad de la explotación sexual comercial de niños que a la vez garantiza la promoción de otras formas de explotación, incentivando el aumento de clientes y magnificando fenómenos asociados, como el turismo sexual, la llamada “prostitución” y el tráfico de niños.
Por otra parte es necesario pensar en los niños frente a la pantalla de la computadora, expuestos a estas imágenes y a ser captados por los explotadores. Cuando el crecimiento de Internet es impulsado por intereses comerciales sin escrúpulos que persiguen influir y condicionar las conductas, afectan fundamentalmente a los menores de edad, porque no tienen desarrollados mecanismos de defensa ni de selección, constituyéndose en el eslabón más débil de la cadena, al que es necesario proteger.
Los pedófilos se introducen en los canales de chats o conversación escrita haciéndose pasar por niños o niñas en busca de amigos, de esa forma van conociendo los gustos y hobbies de los niños, incluyendo los datos de otros niños, hasta llegar al momento de concertar citas o intercambio de material.
Las vías más comunes de difusión de contenidos a través de internet son: correo electrónico, canales de chat, sitios web, fotologs, SPAM (correo no deseado), juegos online y programas de intercambio de archivos.
Como ya señalamos, Internet puede ser una gran herramienta para ayudar a la educación y diversión de las niñas y niños, pero para ello requiere de la supervisión de un adulto.
Exposición a la violencia
A través de Internet, niños, niñas y adolescentes pueden acceder a sitios que hacen apología de la bulimia y la anorexia, las drogas, el racismo, el nazismo, la violencia y el suicidio. Además de pornografía, páginas que incitan a la violencia, el terrorismo, la pedofilia y a realizar actos delictivos.
Violación de la intimidad familiar y personal
Pedófilos y delincuentes están permanentemente a la caza de niños, niñas y adolescentes, con el objetivo de tomar contacto con ellos, solicitándoles fotografías, conocerse personalmente, posar frente a una cámara web, a veces a cambio de dinero, u ofreciéndoles publicación en diarios, castings de TV, ser modelos, etc. Algunas veces pidiéndoles sus datos personales: nombre, dirección, entre otros, con el objetivo de provocar daños (robos, secuestros, etc.) a la familia, involucrando a niños y adolescentes, algunas veces ingenuamente y otras concientemente, en delitos económicos, penales, contra los DDHH, etc.
Abuso emocional
El fácil acceso a la pornografía en línea expone al adolescente a materiales sexualmente explícitos y ésta suele ser una táctica usada por los pedófilos para reducir su resistencia o las inhibiciones respecto del sexo.
Los pedófilos captan sus víctimas a través de salas de Chat, fotologs, Messenger, E-mail, juegos en red, sitios de encuentros personales, mensajes de texto (telefonía celular), etc. Una vez establecida la relación “amistosa” suelen enviar pornografía, primero adulta y luego infantil.
Una vez creadas las condiciones apropiadas, promueven un encuentro físico personal que, por lo general, es registrado a través de fotografías y videos.
Aunque no se llegue a concretar el encuentro físico, los explotadores pueden conseguir imágenes del niño o niña a través de correos electrónicos o cámaras web.
Producción y difusión de imágenes indeseables
Las cámaras digitales y las cámaras web son otra manera de producción de pornografía infantil que involucran a niños, niñas y jóvenes que tienen acceso a las últimas tecnologías de la información.
Con ellas crean imágenes pornográficas de sí mismos, de sus amigos y de sus pares y luego las transmiten a espacios virtuales. Esto puede ocurrir por pedido de uno de sus pares o de un extraño. El advenimiento de las mini-cámaras, entre otras cosas, también permite que se tomen fotografías y videos sin que la persona objeto de esas fotos o video lo sepa.
Han cambiado los peligros a los que los niños y niñas están expuestos y no han cambiado, al mismo tiempo, los paradigmas de cuidado de las familias y las escuelas.
Los niños, niñas y adolescentes se han vuelto vulnerables en su propio hogar. Los adultos deben tomar conciencia que Internet es “salir al mundo” y abre la posibilidad de tener contacto con desconocidos, aún en la “seguridad” del hogar.
Cyber cafés o Locales de videojuegos: espacio compartido por adultos y niños/as
Se han constituido en otro lugar en el que los pedófilos-explotadores captan a las víctimas.
Lamentablemente estos son considerados por los padres como lugar de juego, o usados, muchas veces, como “guarderías” por padres y madres.
Detectar, denunciar
El rol de docente es crucial a la hora de detectar o reconocer cuando un niño/a tiene un problema emocional o de comportamiento que puede deberse a un posible abuso.
El profesor debe intervenir cuando crea que un niño o niña presenta situación de abuso, aislamiento, desamparo, debe propiciar la confianza de ese niño o niña escucharlo, ayudarlo a hablar del tema y hacer que se sienta orgulloso de haberlo hecho.
Contar, para ese niño o niña, es una manera de comenzar a defenderse. No se debe cuestionar la veracidad de los hechos, porque cuando los niños o niñas cuentan acerca de una situación de abuso casi nunca mienten. Se debe insistir en que ellos no son los culpables, ni los responsables de lo que pasó; sí lo es el agresor.
Ser promotor de autogestión y autoprotección
El docente tiene que trabajar para lograr que los niños y niñas adquieran o refuercen su SEGURIDAD Y AUTOESTIMA. Estas dos capacidades son las claves para frenar el abuso, así como también la preservación de la intimidad y del cuerpo propio como territorio “propiedad” del niño y niña.
Brindar afecto y contención
Los docentes y las escuelas deben ser portadoras de enseñanza, diálogo, apoyo y contención. Los niños y niñas necesitan sentirse seguros, queridos y protegidos. Los abusos suponen riesgos emocionales, pérdida de confianza en sí mismo, en las personas, baja autoestima, hostilidad, problemas escolares, de conducta y de concentración. Escucharlo, alentarlo, hacerle conocer sus derechos, el derecho a ser querido, ayudarlo a resignificar su realidad y mostrarle que nada es culpa de él, son formas de ayudar al niño y niña constituyéndose en un adulto significativo para él, tratando siempre de no revictimizarlo.
Valorar su autoridad moral en relación al uso de Internet
La seguridad de los niños y niñas en Internet es parte de la alfabetización informática y del ingreso a la cultura de la sociedad de la información. El docente debe enseñar cómo hacer un uso criterioso de Internet; enseñar buenas técnicas para la búsqueda de información y valorarla con juicio crítico; educar en el uso correcto de los canales comunicativos; a no difundir información personal; a establecer reglas y modalidades de control; hacer conocer el uso del correo electrónico y el chat como una forma de conocimiento social agradable que puede mantener el niño con otros niños de su edad.
Cumplir con la reglamentación de uso de filtros
Los docentes deben asegurarse de utilizar todos los sistemas de protección actualmente disponibles para evitar la entrada de los menores a sitios no aptos; saber cómo utilizar programas comerciales de computación para bloquear y filtrar contenidos.
Internet es como el mundo entero: hay cosas buenas y cosas malas, prevengamos las malas..¡para disfrutar más de las buenas!
Entre las normas de mayor relevancia en Chile está la ley 19.927, de enero de 2004. En ella se establecen nuevos tipos penales y se modifican algunos ya existentes relacionados con la pornografía infantil e internet.